viernes, 29 de noviembre de 2013

EL SONIDO DE LA CASCADA


Quedan sitios vírgenes difíciles de describir, y es que las sensaciones que se producen cuando te encuentras en medio de ellos se acumulan en fracciones de segundo y quedas envuelta en algo que solo se puede llamar felicidad......

....."camina hacia allá, cada vez se oye el ruido del agua más duro". Cristian iba detrás de mi sorteando las plantas que no sabían de caminos establecidos, esas plantas cuyas hojas eran más grandes que yo, con un verde intenso que brillaba salpicadas por la abundante humedad del ambiente. Habíamos accedido facilmente a ese sendero, incluso habían sencillas indicaciones que anunciaban algo así como un camino ecológico, pero mi cabeza no podía imaginar que en pocos metros me iba a encontrar un espectáculo semejante. El sol entraba como podía entre aquella vegetación y la temperatura era alta, pero agradable....y el sonido del agua cada vez más y más intenso, hasta el punto que dejé de oir a Cristian y entonces apareció, acurrucada entre rocas, solitaria, guardada por la vegetación selvática y bella, bellísima, una pequeña cascada, formando su piscina, corriendo, iluminada por los rayos del sol....me faltó tiempo para quitarme la ropa y meterme dentro..."lleva cuidado, las rocas resbalan....", y ya me estaba cayendo...creo que pude estar dos horas nadando en ella, sin oir más que su ruido, sólo sentía paz, alegría, emoción....y en ese momento sentí lo que significa la conexión con la naturaleza en su estado más puro, una conexión tan normal para la gente de allí, pero tan ajena para mi...